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Driller
Antes que nada, quiero aclarar que soy amante de los perros, de entrada, tengo 2 perras que son mi adoración Uma y Olivia y si, cuando entro al face u otra red social me la paso posteando fotos de perros perdidos, perros en adopción, memes o Gifs de perros haciendo cualquier tipo de babosadas y obviamente fotos de mis perros, lo siento, de hecho, no lo siento, esto es algo que me gusta y no lo puedo, ni quiero evitar.
Pero bueno, sobra decir que hace poco estaba con mi novio en la cama viendo una película en Netflix y mis perras estaban echadas a mi lado y bueno, la película estaba de hueva, por lo que me puse a jugar con mi novio, y como dicen una cosa llevó a la otra y ya en pleno acto sexual, mi novio se detuvo por completo…
Yo: ¿Qué te pasa?
Él: Una de tus perras me está mirando fijamente.
Yo: No pasa nada, está echada en la almohada.
Él: Sí, pero me incomoda su mirada, siento que me está juzgando.
Yo: Ignórala.
Él: No puedo… Obviamente sabe lo que estamos haciendo.
Yo: Pobre, de hecho, pobres de las dos, están operadas.
Él: ¿Neta? ¿esa es tu respuesta?
Yo: Aguántame ahora las saco del cuarto.
Él: Aguántame tú, que ya se me bajo…
Al otro día, me quedé con la imagen de lo ocurrido y me puse a investigar acerca de este tema, lo primero que encontré es que cada vez son más los dueños que permiten a sus animales dormir en sus camas… lo que para mi es lo más normal del mundo y es que a mi me fascina dormir con ellas, de entrada como que me relajan y obviamente me dan seguridad y bueno, su temperatura corporal –unos tres grados más alta que la humana– es perfecta para las noches frías, según esto la mayoría de mujeres aseguran que duermen mejor acompañadas de su perro que cuando lo hacen con su pareja y yo claramente soy una de ellas.
El caso es que a final de cuentas la cama se vuelve más suya que mía…
Pero…
¿Debemos sacarlas del cuarto cuando vamos a tener sexo o a masturbarnos?
¿Pueden las relaciones causarles ansiedad, estrés o hasta celos?
Según esto: Las relaciones eróticas son momentos de intimidad con nosotros mismos o con la pareja o el trío o… según sea el caso ¿verdad?
En esa intimidad solo cabe uno mismo y la (o las) persona(s) implicadas, por lo que no es recomendable que haya algo –lo que sea- que pueda distraer el acto, como sería el caso de una mascota.
Además, el sexo –más aún si es ruidoso– puede desencadenar en las mascotas un acercamiento a nosotros un tanto nervioso y extraño, incluso una sensación de ansiedad que se deriva en separarnos de nuestra pareja con el fin de terminar’ con la situación no habitual para ellos.
Pero mi duda, va más allá de estos estudios, encuestas y demás, de hecho, mi verdadera duda era… ¿Acaso ellos saben lo que estamos haciendo?
Y aquí la respuesta textual: “Hay una razón por la que se llama “instinto animal”, porque los animales quieren tener sexo por instinto, lo que hace que estén conscientes de cuando alguien más lo está haciendo, de entrada, tienen un súper olfato y pueden oler tus feromonas…
En pocas palabras si lo saben y lo huelen y todo, así que… ¿para qué exponerlas? Por más vouyerista que seas, no lo hagas enfrente de tus perros, digo… ¿para qué?
Ahh y bueno, ya entrados en el tema, les cuento que me ha tocado conocer animales que también son unos pervertidos, por ejemplo, una vez salí con un tipo que tenía un perro súper simpático, pero que por alguna extraña razón estaba obsesionado con mis partes íntimas y es que cada vez que yo entraba a su casa, el perro se lanzaba sobre mí y obvio era para olfatear mi entrepierna de una manera más que molesta, es más una vez, me puse mucho perfume ahí, ¡si en mis partes! Solo para engañar al perro, pero la verdad es que no funcionó, no está de más contarles que Boris, ese mismo perro también disfrutaba –y mucho- comer condones usados, lo cual tiene que contar como una especie de fetiche raro, ¿o no?
En fin, todo esto es para recomendarles que justo cuando tengan sexo, no está de más, bajar a los perros de la cama y encerrarse en el cuarto, a expensas de que las primeras veces ladrarán como lobos bajo la luna llena.
Y bueno, otras cosas que vienen al caso con este tema es recomendarles que tampoco tengan a su lado -mientras tienen sexo- a bebés, por pequeños que estos sean, así como fotos de la familia o fotos religiosas o bien uno de esos Cristos crucificados arriba de la cama –aunque, a decir verdad, estos no los recomiendo en ningún momento- ya que además de pasados de moda, se me hacen de pésimo gusto y hasta un poco kinky.